Programa 277 (30 Noviembre 2025): Julio César Alberto Sanders
Nacido en Quilmes aquel luminoso sábado 13 de febrero de 1897, Julio César Alberto Sanders vino al mundo como nieto de inmigrantes —un inglés de temple sobrio y una irlandesa de alma musical— que se afincaron en la por entonces bien inglesa localidad del sur bonaerense. Fue precisamente su abuela, la gentil Anne Chartres, profesora de piano, quien lo inició en ese instrumento mayor, rey indiscutido de nuestros arrabales sonoros.
Y como ocurriera con su compañero y tocayo César Vedani, la fama lo alcanzó temprano, casi al pasar, cuando apenas contaba 29 años y ambos dieron al mundo Adiós muchachos, tango que desde entonces camina, altivo y doliente, por todos los rincones del planeta.
Pero la senda de Sanders no se agotó en aquel himno de despedidas. Su pluma siguió trazando melodías finísimas, páginas que aún hoy estremecen el pulso de nuestra música popular. No es casual que Enrique Cadícamo, príncipe de los poetas del tango, encontrara en sus compases inspiración para tantas letras memorables: pocos compositores supieron convocar como Sanders esa mezcla de elegancia y nostalgia que define a nuestro Buenos Aires eterno.
La muerte, siempre inoportuna, se lo llevó demasiado pronto, un miércoles 10 de junio de 1942, cuando apenas rozaba los 45 años. Pero la brevedad de su vida no empañó la eternidad de su obra.
Hoy, en La Vermú, evocamos su figura y volvemos a alzar su nombre en el panteón íntimo de los grandes creadores del tango: Sanders, breve en días, eterno en compases.
Hoy escuchamos / Today we listened
Inglesita
Luna de arrabal
Yo tan solo veinte años tenía
Viejo patio
Yuyo verde (pedido; Domingo Federico-Carlos Vidal)
Yuyo verde (pedido; Rodolfo Biagi-Jorge Ortiz)
Largalo
Mi castigo